Tormentas, pérdidas millonarias y peligro latente

El paso de  “Ingrid” y “Manuel” por territorio mexicano ha dejado una de las peores afectaciones en el país. Hidalgo no ha sido la excepción y hay una gran devastación en por lo menos 25 municipios del estado.

Las regiones de la Sierra y la Huatesca han sido las más afectada por el paso de estos dos fenómenos meteorológicos que han destrozado a por lo menos 24 estados del país. En Hidalgo,  según reportes de gobierno estatal, las pérdidas materiales hacienden a más de  mil millones de pesos.

Pero más allá de las pérdidas materiales está el factor humano, el hecho que los desaparecidos y muertos a causa de estas tormentas y huracanes se eviten al máximo. Porque no hay que olvidar que Hidalgo es un territorio que sufre –tal vez no de forma de directa- el poder y la debastación de estos fenómenos naturales, por lo que año con año hay que estar preparados y actuar en ese sentido.

Para eso está la labor del gobierno y las autoridades municipales para crear modelos y estrategias de prevención que permitan actuar correctamente y a tiempo para evitar daños mayores. Planes de evacuación, ubicación de refugios, medios de transporte, etc; cosas que faciliten a la sociedad su eventual evacuación.

Pero también entra en juego la participación ciudadana. Que los habitantes de ciertas regiones que están en riesgo atiendan las medidas de prevención dictadas por las autoridades, que entiendan que su vida está en peligro y que se cree una cultura comunitaria de ayuda mutua y de protección civil.

Porque una vez que pasan las desgracias se toman las medidas para atender la emergencia, pero lo ideal es actuar de forma preventiva, porque con esto se evita mucho sufrimiento a las personas, pérdidas materiales millonarias y el peligro de consecuencias funestas como enfermedades infecciosas o brotes epidemiológicos, que en condiciones de este tipo, son prácticamente insalvables.

Y no se trata solamente de tormentas tropicales o huracanes, están los fretes fríos, que año con año golpean a ciertas regiones de Hidalgo y ante ello, también hay que tomar medidas preventivas.

Es decir, estos fenómenos naturales van a seguir sucediendo de manera inevitable, pero lo que hay que entender es que hay que actuar en favor de una cultura preventiva que eduque  a los habitantes para saber qué hacer y cuándo hacerlo. Esto va a reducir y minimizar los daños.

Los riesgos están ahí, son latentes y inevitables, pero hay que reducir sus efectos con la implementación de medidas correctas, educación y participación conjunta de la sociedad con las autoridades; así habrá menos muertes que lamentar y menos daños que reparar.