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El Blog de Daniel Higa Alquicira

Pemex: Modernizar sin privatizar, ese es el dilema

Modernizar sin privatizar Pemex es el objetivo del gobierno federal. O al menos es lo que declaró pemex.jpgEnrique Peña Nieto desde Londres luego de que dejara una ventanita abierta ante posibles inversores, donde se vislumbraba que las participaciones financieras privadas en la paraestatal podrían ser el camino hacia la privatización.

Como ya es costumbre, esto encendió la escena política nacional y desde amenazas directas hacia –otra vez- el Pacto por México, hasta una invitación a Peña Nieto por parte de Marcelo Ebrard para discutir públicamente el tema de la reforma energética y las consecuencias que tendría en Pemex.

Pero en medio de esto salieron a relucir los encantos de los políticos mexicanos. Jesús Zambrano se puso en medio de Ebrard y Peña Nieto para decirle al ex jefe de gobierno del DF, que se dejara de pleitos de cantina, declaraciones que salieron de la nada y que ponen al líder nacional del PRD como el envidioso de la fiesta.

Por su parte, en el PAN –luego del golpe de estado que dieron los senadores calderonistas al grupo de Madero-, Cordero nuevamente toma la batuta declaratoria para decirle a EPN que en el Senado lo apoyan para que se alcance una reforma “de a de veras”.

Pero más allá de los discursos y las retóricas políticas con respecto al petróleo y su soberanía, ¿qué es lo que realmente sucede con Pemex? Desde su nacionalización, el petróleo ha sido una de las bases de la economía mexicana.

Se estima que en 2012 y según dataos de la Secretaría de Hacienda, los ingresos por este medio representaron el 7.7% del PIB y el 35.4% de los ingresos del sector público. Además, aporta un 16.5% en el comercio exterior y esto coloca a Pemex como la principal fuente de divisas del país.

Actualmente Pemex tiene una producción aproximada de 2 millones 550 mil barriles diarios y por los niveles de productividad, ventas y utilidades que genera, está entre las 11 mejores empresas petroleras del mundo.

Números que distan mucho de lo que a diario escuchamos con respecto a esta empresa paraestatal. De esta manera, Pemex –lo sabemos muy bien- produce mucho dinero y recursos para el país, pero hay algo que no le permite crecer y detonar su expansión.

Algunos dicen que es falta de dinero para invertir, o que el régimen fiscal bajo el cual trabaja es abusivo y agobiante; otras versiones apuntan hacia mal manejo administrativo y financiero; además de la inevitable corrupción que existe en sus entrañas como un mal característico del sistema mexicano.

Lo cierto es que ya sea por una o por varias razones, el resultado es que los ciudadanos no disfrutamos de un beneficio directo de los recursos que genera Pemex ni de lo que representaría ser dueños del petróleo.

Es decir, los famosos “booms petroleros” en la década de los ochenta por ejemplo –con López Portillo como presidente- o hace unos años con Vicente Fox, cuando el precio del barril superó la barrera de los 100 dólares -generando ingresos extras de miles de millones de dólares-, no fueron un parte aguas para el desarrollo nacional ni mucho menos.

Pero peor aún, en el sexenio pasado se institucionalizó el famosos “gasolinazo” y desde entonces los combustibles tienen un aumento gradual y sin límite de tiempo. Estamos como en las rancherías en donde los pobladores son dueños de miles de hectáreas pero viven en la pobreza, porque a pesar de ser millonarios debido a lo que representan sus pertenencias, éstas no le generan ningún beneficio real y medible en su vida cotidiana.

Esto mismo nos pasa con el petróleo. Es evidente que privatizar Pemex no es la única solución, pero ya no basta con ser los “dueños”, se debe de encontrar maneras y métodos alternativos para hacer que el petróleo verdaderamente sea el motor de desarrollo social y económico del país.

Políticamente esto ha sido la bandera –y tal vez la única- con la que los partidos de izquierda intentan transitar en una “supuesta lucha social y en defensa de la soberanía del petróleo”. Por el otro lado, los partidos conservadores y que por estar precisamente en el poder tendrían mayores beneficios con la apertura para el sector privado, defienden la “modernización” de Pemex como un hecho inevitable, urgente e irrenunciable para lograr un “desarrollo del país”.

Mientras tanto, ¿cuándo se va inaugurar la refinería del bicentenario en Hidalgo? ¿Cuándo se va a producir combustibles en México sin tener que importarlos en una cadena comercial inexplicable? ¿En qué momento vamos a dejar de ser proveedores de materia prima -en este caso el petróleo- y vamos a convertirnos en productores de materiales terminados derivados del éste?

El debate de fondo no es si se privatiza Pemex o no, sino por qué no nos hemos convertido en una potencia mundial gracias a las riquezas petroleras con las que cuenta México. Y las respuestas no son ni la privatización ni la soberanía del petróleo…  

http://daniel-higa-alquicira.suite101.net/  

 twitter@danielhiga_al

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