La triste realidad de los adultos mayores

Contrario a la creencia social de que uno debe trabajar y preparar el futuro para cuando llegue la edad de retirarse de la vida productiva y tener asegurada el bienestar material, la realidad indica que uno de los mayores sectores que viven en pobreza –algunos extrema- son precisamente los adultos mayores.

Según el INEGI, en Hidalgo hay unas 210 mil personas que entran en el rubro social catalogado como adultos mayores. En teoría no son muchas, sin embrago, más del 70% sufre discriminación, violencia, carencias económicas y materiales.

Esto lo ratifica el Instituto Nacional de Atención de las Personas Adultas Mayores (INAPAM), que realizó un estudio en Hidalgo y encontró que 150 mil de estas personas viven situaciones de discriminación y abandono por parte de su familia más cercana y de este universo unas 128 mil personas viven en pobreza alimenticia.

Con estos datos, se ratifica el hecho de que socialmente los “viejitos” siguen siendo un estorbo para muchas familias, lo que se traduce en un modelo cultural que no ha cambiado con el paso del tiempo.

Sin duda, este fenómeno de violencia en contra de los mayores puede aumentar en pocos años debido a que Hidalgo tiene tendencia migratoria muy alta, lo que genera que las nuevas generaciones salen  y solamente se queden en sus lugares de origen las mujeres, los niños y los adultos mayores, que cada vez son más.

Pero a pesar de que estamos en una época en donde los derechos de las personas se han convertido en uno de los baluartes más importantes, no hay políticas públicas locales que puedan revertir el desamparo en que se encuentran los adultos mayores.

Se necesitan programas que concienticen a la sociedad acerca de este problema. Se necesitan también acciones del gobierno para castigar y que existan leyes que respalden a estas personas de edad avanzada, así como sucede con los programas para erradicar  la violencia en contra de la mujer o de los menores, por ejemplo.

Los adultos mayores no son un estorbo. Como sociedad debemos entender y valorar que lo que somos se los debemos a ellos. Por eso resulta tan grave y ominoso que existan más de 150 mil personas mayores de 65 años que son discriminadas, violentadas y abandonadas por sus propias familias.

Ya sea por un patrón cultural heredado, por falta de educación o por falta de recursos legales para denunciar estos hechos, lo cierto es que urgen políticas públicas enfocadas a detener, prevenir y eliminar este tipo de abusos en tierras hidalguenses.

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