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Un blog de noticias, opinión, entretenimiento y un poco de todo

El Blog de Daniel Higa Alquicira

Entre la violencia y la costumbre, una realidad apremiante en México

decomiso-precursores-lazaro.jpgEl puerto de Lázaro Cárdenas en Michoacán, es uno de los más importantes para el comercio marítimo en México debido a su ubicación geográfica. Es uno de los sitios estratégicos en las costas mexicanas del océano pacífico para enviar y recibir mercancía hacia América del Sur,  Asía y los Estados Unidos principalmente.

Pero esto ha sido muy bien aprovechado por el crimen organizado que ha utilizado este puerto como una de las principales rutas de trasiego y distribución de droga que llega de Sudamérica y Asia. Esto no es nuevo y ya van muchas décadas que funciona de esta manera.

Violencia desmedida

En los últimos años, la ciudad de Lázaro Cárdenas se ha convertido en uno de los sitios más conflictivos del estado de Michoacán derivado de las disputas por la plaza entre los grupos criminales y la violencia que ha desatado la “lucha contra el crimen organizado” emprendida por el gobierno federal desde el 2006, e inaugurada precisamente con el “operativo Michoacán”.

Ahora la población ya se acostumbró a la presencia de la Policía Federal, del Ejército, de la Marina y de “la Maña” –nombre genérico con el que identifican a los criminales-. Paradójicamente, todos ellos pueden coexistir en la misma ciudad, al mismo tiempo y con la posibilidad de que cada uno de ellos monte sus operativos, sus retenes y sus recorridos, incluyendo a “la maña” misma.

Es decir, uno se puede encontrar en el camino de acceso a la playas un retén de la Policía Federal y en ese mismo lugar, otros ciudadanos aseguran que unos días antes estaba ese mismo retén pero organizado por los grupos criminales de la zona.

Algunas veces hacen los recorridos nocturnos elementos del Ejército o la Policía Federal y en otras ocasiones, son las camionetas del crimen organizado las que vigilan la ciudad. En los momentos más álgidos de la violencia vivida en esta ciudad, fueron los propios criminales los que implementaban toques de queda a la sociedad, como ha sucedido en muchos otros poblados del país.

Como muestra de esta coexistencia, en algunos restaurantes del centro se pueden escuchar a todo volumen los narco-corridos mientras realizan operativos o pasan caminando por la calle los elementos de la Policía Federal o incluso entran a comer al mismo sitio.

La violencia se vuelve costumbre

Sin embargo, los habitantes ya se acostumbraron a este tipo de situaciones y han aprendido a continuar con su vida cotidiana en medio de balazos,  muertos y extorsiones.

Y es que la mayoría de la gente considera que están viviendo una situación muy alarmante, pero su percepción es que todo ha sido provocado por la gente que ha llegado de otros sitios, -tanto los miembros del crimen organizado como los elementos de las fuerzas federales- y ellos han sido los causantes de esta ola de  violencia en el lugar.

Pero en la ciudad ya se empieza a sentir un halo de soledad. Las calles se vacían al caer la noche, la gente prefiere quedarse en casa, la vida nocturna y la diversión ha disminuido considerablemente, salvo en los sitios donde la gente los identifica como los bares o restaurantes donde llegan los de “la maña”.

Además, las principales recomendaciones para los visitantes es que no platiquen de asuntos particulares o de negocios en lugares muy concurridos , taxis o transporte público, ya que –según afirman los lugareños- no se sabe quien puede estar involucrado con “la maña”, porque han creado una enorme red de “halcones” que alertan al crimen organizado sobre todo lo que pasa en la ciudad.

Los Infiltrados

Lo mismo en el gobierno, la aduana, en el recinto y terminales portuarias. En todos lados hay gente infiltrada trabajando para el crimen organizado. Pero lo más grave es que muchas de estas personas son forzadas a trabajar para ellos con la amenaza de secuestrar o matar a sus familiares.

Otro punto en donde el crimen organizado ha tenido una gran influencia es la política local. Ellos apoyan a algún contendiente y de manera directa o indirecta obligan a ciertos sectores de la sociedad –empresarios, comerciantes, asociaciones de taxista o de transporte público- a votar por ellos a cambio de protección y seguridad para poder trabajar.

Sin ir más lejos, simplemente hay que recordar el caso del ex diputado federal por esta ciudad,  Julio Cesar Godoy Toscano, al que se le comprobó  su relación con Servando Gómez alias “La Tuta” y Nazario Moreno González “El Chayo”,  líderes del cártel de La Familia Michoacana y quienes lo apoyaron abiertamente para ganar la diputación.

Lo más preocupante de esto, es que seguramente no es exclusivo de la ciudad de Lázaro Cárdenas Michoacán. Esto sucede en muchas comunidades, municipios y ciudades de todo el país, pero en cada caso hay un grupo criminal diferente detrás de todo esto.

La guerra fallida

Una vez más surge la pregunta que tantas veces se ha planteado públicamente acerca de si de verdad la estrategia seguida en la “lucha contra el crimen organizado” es la correcta.

Y es que tan solo en el estado de Michoacán, el gobierno federal inició “la guerra contra el crimen organizado” precisamente ahí. Después organizaron el “michoacanazo” con la detención  de varios servidores públicos supuestamente vinculados con el narco y fue una de sus peores derrotas políticas y jurídicas. Luego mataron a Nazario Moreno “El Chayo”, líder de La Familia y según fue un golpe mortal para este cártel, pero la realidad es que las cosas siguen de la misma manera.

De este modo, al parecer la sociedad ya se está acostumbrando a esta guerra, con todos sus muertos y las consecuencias sociales, económicas y emocionales que esto implica. Una terrible realidad que tenemos que vivir día con día y de la que no podemos escapar…

 http://daniel-higa-alquicira.suite101.net/

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